Barack Hussein Obama ha ganado las elecciones de EEUU. ¿Hay alguien sobre la faz de la tierra que todavía no se haya enterado? 46 años después del discurso de Luther King, un presidente negro ocupará por fin el Despacho Oval de la Casa Blanca.

A partir de ahora le tocará trabajar para poder cumplir todas las promesas que ha hecho, que no son pocas. La primera, materializar el ‘cambio’, palabra clave en todo el proceso electoral. ¿Qué cambiará, exactamente? Tal vez el hecho de que un hombre afroamericano haya llegado al poder más absoluto sirva para invertir el dinero que históricamente los americanos se han gastado en armamento, quizás, destinarlo a un mejor uso como por ejemplo enviar medicinas y alimentos en los países pobres.

Hay demasiadas cosas por cambiar y aunque su talante es cercano, simpático y aparentemente sincero, el nuevo presidente ‘del mundo’ tendrá que trabajar duro para conseguir su objetivo. Ojalá lo haga. Ojalá que sepa recordar de donde provienen sus raíces y qué debe hacer –y no hacer- para que los ricos sigan siendo más ricos como hasta ahora, y los pobres aún más pobres.

Porque todavía quedan muchas, muchísimas cosas que cambiar en este mundo. En este mismo país, el nuestro, sin ir más lejos…

Si les menciono el nombre de Fernando García, ¿les suena de algo? Si les digo además que su hija se llamaba Míriam García, ¿saben ahora de qué les hablo? Ella fue una de las tres niñas torturadas y asesinadas en Alcàsser en1992. Él, su padre coraje que no cesó en el empeño de encontrar al verdadero asesino y, según sostiene, todas las personas que estaban detrás del trágico suceso.

Leo en el periódico con total estupor y una profunda indignación ajena que Fernando García puede pasar los próximos 16 años en la cárcel por calumniar al fiscal, forenses y jueces que han seguido todo el proceso… ¡16 años! Me parece increíble. Entiendo que no se debe faltar el respeto a nadie, pero también entiendo la postura de un padre que en pocos años perdió a su hija primero y pocos años después a su mujer, y que decidió dedicar su vida a esclarecer las causas de lo sucedido en un crimen que, a día de hoy, sigue sin haber sido detenido el asesino principal.

Por cierto, cuándo un juez se equivoca de forma grave como ha ocurrido recientemente con el caso de Mari Luz, ¿por qué nadie le pide años cárcel y basta con una sanción administrativa?

Pero como ocurre a menudo, vivimos en una sociedad errante, cuya lógica equivale a tratar de condenar por calumnias a una persona con mayor condena de la que se le aplica a una persona que roba, viola o asesina.

Es cierto, el mundo necesita un cambio. Tal vez Barack Hussein Obama no consiga satisfacer los deseos de la totalidad de la población americana, ni mucho menos mundial, pero después de ver la ilusión que genera en la gente por su triunfo, el interés político que ha despertado su candidatura y la posterior elección en las personas que hasta ahora no se preocupaban por la política, es algo que hay que admirar.

Tiempo al tiempo. Dicen que el tiempo pone a cada uno en su lugar y de ser cierto, Fernando García no debería acabar en la cárcel por expresar su opinión, equivocada tal vez, pero no tan desproporcionada como la actitud de nuestra ‘Justicia’, una vez más, metiendo la pata hasta el fondo.

http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/38316

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