Hace mucho

Ya han quedado atrás aquellos tiempos, frágiles nuestros huesos cuando chocaban con piedras de calcio conocidas. No siempre lo malo conocido es mejor que lo bueno por conocer.

Han vuelto las sonrisas a nuestros ojos, la virtud de sabernos vivos y resplandecientes, el rumor de las olas golpeando las aceras de nuestro camino. Hoy es siempre todavía, una y otra vez.

Hemos aprendido que invertir en quimeras es mejor negocio que el ladrillo. La vida no es más que dos soledades compartidas que van cambiando su destino según sopla el viento.

Hoy que empieza todo de nuevo, ahora que el reloj de arena sigue funcionando sin pilas, aprovecho para decirte que no sé dónde crecerán las naranjas del zumo de mañana, pero hace mucho que no te digo que te quiero; por lo menos doce horas.

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