Caminé y caminé; tropecé, y sin darme cuenta la realidad me abrió su abanico de marionetas y me horroricé.
Veo las cosas que todos ven a diario pero nadie observa; escucho las mismas mentiras que otros se empeñan en aceptar como calmantes sin química… gracias al Aleph olvido antes de conocer, antes que los demás.
PD: EL Aleph no es sólo una canción de Nena Daconte…
Etiquetas: Reflexiones
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