Gracias, Sara Carbonero

España ha hecho historia. Como titular es poco original, lo sé, pero soy feliz. Soy catalán, porque nací en Barcelona, pero a diferencia de Jorge Lorenzo no tengo problema alguno en mostrar la bandera mi país, todavía, constituido como tal.

A partir de hoy Tomás Roncero, y similares, tendrá motivos más que suficientes para terminar con el debate de la portería española, en el que estoy tan de acuerdo como en desacuerdo. Sin duda, Casillas se merece un monumento después de parar otro penalty trascendental, además de reconocer el mérito de Reina al advertirle por dónde iba a tirarlo, después de que el gran Piqué cometiera un error innecesario.

Al instante, casi sin recobrar el aliento del susto, sin bajar del éxtasis de la alegría, otro penalty esta vez a nuestro favor. Marcó Xabi Alonso, pero unos cm de Cesc decidieron al árbitro, que se guardó una tarjeta roja clara, mandó repetir el penalty. Lo volvió a tirar Xabi Alonso, falló y Cesc, cuando iba a marcar, fue objeto de otro penalty, aún más claro, que esta vez no se pitó.

Después de los nervios ante lo acontecido en pocos minutos, de repente la sombra maldita de los cuartos de final de 1994 y 2002 comenzó a planear entre la afición española. Pero enseguida Camacho, comentarista en esta ocasión, dijo la clave: “esto ya ha pasado, ahora hay que volver a jugar”. Y se jugó. Y en una maravillosa jugada de Iniseta, cómo no, asistió a Pedro para que su balón se estrellase al palo (lástima, pues se merecía marcar el gol que le falta en una gran competición), pero Villa estaba ahí, como el verdadero delantero titular, para marcar no sin suspense el gol que finalmente dio la victoria, y una nueva página de gloria histórica para la selección española.

Fue muy significativo, por cierto, una vez concluido el encuentro cómo prácticamente todo el equipo fue a abrazar a Casillas, el verdadero héroe del partido, pues al detener el penalty dio alas al equipo; cuando falló Xabi Alonso, el segundo penalty que no debió llegar a tirarse, todos se enrabietaron y consiguieron su objetivo… tocar y marcar.

España, hoy, ha hecho historia. Villa es pichichi en solitario y, si todo sale según lo previsto, será además del mejor goleador español en un Mundial, el mayor goleador histórico de la selección, seguramente en la final; justo cuando Torres, que no merece siquiera jugar de suplente en esta competición, visto lo visto, termine marcando otro gol decisivo como indica el destino de los alemanes.

Sólo dos apuntes más: Luis Aragonés tiene todo el derecho a trabajar; en España somos conocidos por ser los que más trabajan y los que menos producen. Y para terminar, un titular para la prensa inglesa: LA CULPA SIGUE SIENDO DE SARA CARBONERO.

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