En el último año, una de las frases que más he escuchado es que en tiempos de crisis se agudiza el ingenio. Se dice que éste es un mal momento económico, pero también una gran oportunidad para ofrecer nuevas ideas, usar la creatividad y cambiar algunos modelos que nos han llevado a esta crisis.

Muchas familias están preocupadas por el paro (un importante porcentaje de ellas no tienen a ningún miembro trabajando), pero yo los fines de semana sigo viendo llenos los bares y las calles, y las personas que se quedan en casa se enganchan a algunos programas de televisión que aumentan su audiencia, y alardean que ofrecen una realidad social tan clara y directa que la gente se identifica con ellos. Es decir, ante una situación problemática, uno sale para disfrutar un poco y olvidarse de los problemas, o se queda en casa viendo la televisión en lugar de buscar soluciones más eficaces.

El gran problema no es la crisis económica –ojalá-, sino la crisis social, educativa y cultural que no se cultivó en época de bonanza, cuando todo iba bien y nadie pensaba en el futuro. Hace años no se conocían palabras como ‘bullying’, ni nadie ponía el grito en el cielo con la violencia de los menores. Hoy, sin embargo, todo ello forma parte de nuestra actualidad más cruel, heredada del pasado y –lo que es peor- no se está corrigiendo, por lo que el futuro puede ser todavía peor.

¿Acaso alguien entiende por qué un menor –que ahora a los 14 años ya piensa como un adulto- puede asesinar a una persona salir a la calle en ‘cuatro días’? ¿Acaso alguien entiende cómo se pueden ofrecer ayudas económicas a personas en paro, que durante ese año han agotado el paro, y no a las personas que no han podido cobrarlo ni tampoco encontrar un trabajo digno? ¿Y, para más cachondeo, por qué esa misma ayuda ahora se ofrece también a las personas que están en paro y viven con sus padres? Yo pensaba que si uno vive solo y está en paro, tiene una hipoteca o alquiler que pagar a final de mes, esa ayuda le urge más a alguien que vive en casa de sus padres.

Como decía antes, aunque parezca una locura lo que digo, la verdadera crisis está dentro de nosotros mismos, desde hace ya algunos años, y la crisis económica debería hacernos reflexionar; hacernos preguntas del cómo, cuándo dónde y por qué. Mientras nos conformemos con afirmar o negar las cosas, nada cambiará.

Hasta para robar, a los políticos y empresarios les falta creatividad. Los regalos y contratos de Valencia, el desfalco de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música, o ahora el nuevo caso de corrupción de Santa Coloma en Cataluña, que en las últimas horas ha salpicado también a Madrid, están hechos a la antigua usanza. Sólo en Marbella hace unos años, con el dinero que salía del ayuntamiento en bolsas de basura, se produjo un atisbo de creatividad.

Aunque para original, Jordi Pujol, el que fue presidente de la Generalitat de Cataluña durante 23 años. Ayer afirmó que era un peligro remover la financiación de los partidos políticos porque todos saldrían mal parados. Es decir, sabe algo. Conoce casos de corrupción que se ha callado, y sólo Joan Puigcercós (ERC) reclamó a Pujol que debería tirar de la manta. Francamente, eso sí que sería original, que un líder político, presuntamente salpicado por casos de corrupción, por una vez tirase de su propia manta tan fuerte, que en lugar de abrigarse de la cárcel, le cayera al suelo con todo el peso de la justicia junto a su honorabilidad y vergüenza.

En realidad para crear no hacen falta muchos medios, a veces incluso basta con la palabra, con una simple declaración como la que ha hecho recientemente el presentador de televisión J.J. Vázquez: “No hago telebasura, sino neorrealismo de TV”. Y después de decir eso se debió quedar tan feliz. Aunque es su forma de verlo, no deja de ser original la expresión que utiliza… por lo menos provoca risa. Una triste y lamentable sonrisa.

No obstante, es gratificante descubrir verdaderos ejercicios de creatividad, como los nuevos inventos que se han presentado en el Salón Internacional de Seguridad Vial y Equipamiento de Carreteras, en la feria de Madrid. Se trata de un badén inteligente, que disminuye los daños en la amortiguación de los vehículos y solo supone un obstáculo para los automóviles que no circulan a la velocidad autorizada. Otros inventos son el guardarraíl capaz de absorber el impacto de un autobús y de salvar la vida a un motorista, radares indetectables, bolardos de goma y antiterroristas, farolas de fibra de vidrio...

Estos son algunos ejemplos de la creatividad que necesitamos en la sociedad, y no lo que la nueva corriente filosófica de televisión pretende vendernos en forma de tarro de mermelada caducada.

Aunque para mí, el mejor ejercicio de creatividad que recuerdo haber visto en mi vida lo conté aquí mismo hace una semana: Yolanda Domínguez, la chica que empapeló Madrid con carteles en los que una chica se ofrecía a dar toda clase de servicios domésticos y sexuales, además de aguantar humillaciones.

Con un ordenador, unas hojas de papel y tinta, además de mucho ingenio, Yolanda Domínguez consiguió llamar la atención de la sociedad y los medios de comunicación; hizo reflexionar a muchas personas sobre el factor económico en las relaciones interpersonales y de qué manera influye en los roles de cada uno.

Por supuesto, no le faltaron ofertas, serias y formales, para contratar sus servicios sexuales por parte de hombres adinerados y sin escrúpulos. Pero ya lo dijo el Caballero de Bruix: Para amasar una fortuna no se requiere ingenio, lo que es preciso es carecer de delicadeza.

http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/48544

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