Prohibido prohibir

No me gustan los toros, sin más. Es un debate en el que no entraré con nadie porque, como en otros temas de máxima sensibilidad, ninguno de los radicalismos me parece correcto. Tal vez Mónica Frassoni, presidenta del Partido Verde Europeo, debería haber tenido en cuenta una reflexión similar antes de comparar, literalmente, que el hombre emplea la misma lógica de dominio sobre el toro que a la mujer que mata y luego dice que la quiere.
Estoy de acuerdo en que los toros sufren. También estoy de acuerdo en que las gallinas sufren tanto o más, y que probablemente se habla menos de ellas, tal vez porque no son un espectáculo público. Y por supuesto, estoy de acuerdo en que si no me gusta ese espectáculo público, no voy a verlo y se acabó el problema. Pero creo que esta diputada se ha excedido en su discurso.

Me parece estupendo luchar por los ideales, pero también creo que actualmente hay problemas mucho más importantes que tratar, no digo ya solucionar, como para perder el tiempo con tres sesiones parlamentarias sobre un debate que, sin ofender a nadie, a la mayoría de la población le importa bien poco.

Supongo que éste es uno de los motivos por los que fuera de España nos conocen por aquello del 'los toros y olé'. Normal, cuando teniendo una tasa de paro superior a los cuatro millones, los políticos están debatiendo con una minoría considerable (con todo el derecho del mundo a ello) si prohibir los toros o no.

No tengo la menor idea de cuál será el resultado final de este debate taurino en el Parlamento de Catalunya, porque lo cierto es que me resulta completamente indiferente. Eso sí, tengo que dar mi más sincera enhorabuena a todos los antitaurinos, por haber conseguido llevar a debate su propuesta ante el Parlamento catalán; por haber luchado de forma firme y constante por sus ideales. Algún día, quizá, las personas en paro y los trabajadores que no llegan a ser ni siquiera mileuristas, o aquellos que a diario son explotados, también consigan sacar tiempo libre y sobre todo esfuerzo para luchar por sus derechos laborales. Ése día, en el que dejemos de quejarnos para comenzar a actuar con total convicción, será cuando las cosas verdaderamente comenzarán a cambiar.

En definitiva, desde el más absoluto respeto por la libertad de cada uno, hasta por las declaraciones tan absurdas como las de Mónica Frassoni, creo que hoy en día los políticos tienen muchos temas con más urgencia dentro de la población. Así que a ver si por una vez impera la lógica y, como decía Pablo Neruda, queda prohibido prohibir.

http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/53558

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