Caminos

El año pasado hice el Camino de Santiago desde León y recogí la compostelana cristiana, cuando yo sólo practico el ateísmo y relaciones sexuales mal vistas por la Iglesía (por aquello de los preservativos). Eso sí, respecto al tema del aborto me siento más cercano... pero ése es otro tema.

Ahora hace justo un año todavía no tenía ni idea de que iba a tener esa experiencia en mi vida. Por estas fechas mi viaje más lejano era Palma de Mallorca, y en ese momento sólo pensaba en organizar una fiesta en la que terminaría conociendo a la mujer de mi vida, ésa de la que uno se enamora/desenamora, se vuelve a enamorar y a desenamorar según su instinto (el de ella), necesidad o simplemente si llueve o sale el sol. Cuestión de egoísmo, al fin y al cabo. A día de hoy no sé nada de ella, y lo más curioso es que sigo sin saber ni entender el por qué.

A pesar de que ahora vivo en Madrid, en estos días volveré a pasear por las calles de Barcelona. Recorreré las paradas de libros, visitaré mi m2 favorito... me acordaré de aquella mujer que me dijo que no. Y aunque no visitaré el lugar donde conocí a la mujer que días después me dijo que sí, ni me acordaré de ella salvo algún descuido sobre el que no apostare, la vida es mejor verla en rojo y evitar el negro... en la ruleta del amor, cuando uno se lo propone, raramente dice no.... ¿juegas?

Y es que joder, aquí estoy. Este año cumpliré 30 años, he escrito tres libros y tengo prácticamente terminados otros dos. No soy un experto en letras ni he ganado ningún premio Planeta, pero algún día... me presentaré, y en mi sano juicio, con realistas aspiraciones de perdedor. ¿Acaso el Planeta lo ha ganado, alguna vez, algún autor desconocido? Pasopalabra... ¡ups!

El caso es que en estos días he conocido a una chica que me he dado mucha vitalidad, sobre todo por su edad, dieciocho añitos. Casi doce menos de los que tengo yo... se dice pronto, pero suena a toda una eternidad, aunque es casi tan alta como yo. Ahora entiendo algunas cosas respecto a la edad... y dejo de entender otras, pero quiero ser positivo y aprovechar esa energía que me ha transmitido, esas ganas de comerse el mundo que todos hemos tenido a esa edad y que, por desgracia, con el paso de los años y las experiencias simplemente dejamos en el olvido y nos conformamos con la rutina, con aquello que sabemos hacer y no lo que realmente queremos hacer. Es una pena comprobar como nuestra mayor libertad es también nuestra peor cárcel.

Es curioso. Siempre me gustó la canción de Sabina 'Quién me ha robado el mes de abril', y realmente cada mes de abril me han pasado cosas de lo más interesantes y variopintas. Si bien en octubre, cuando cumplo años, cada año va de mal en peor, últimamente en abril he vivido rupturas amorosas, encuentros, desencuentros, encuentros que nunca se acabaron de encontrar para desencontrarse definitivamente, y nuevos encuentros que sabe ¿Diós? el año que viene qué escribiré...

He escrito este texto después de ver una fotografía. Las fotografías recuerdan momentos, y ésta fue probablemente el día que más esfuerzo he hecho en toda mi vida. Justo cuando ya no podía más y ella no paraba, quería seguir ahí arriba como si nada, como si la edad ni la física importase. Al final lo conseguimos los dos, tras mucho esfuerzo, y al llegar juntos tuvimos nuestro premio... un botijo de cerámica del pueblo, Cebreiro, la etapa más dura del Camino. Ahí llegamos Rosa (la portuguesa) y yo, los primeros -y ninguno de los dos segundos, claro está-, con José María -que llego el primero en taxi, qué cabrón- regalándonos ese obsequio a modo de copa, como el que gana una etapa del Tour o un GP de Fórmula Uno. Lo guardo y contenplo con cariño en mi librería.

En esa foto sujeto una cerveza de medio litro. Me la merecía. Poco después llegaron los primeros chupitos de orujo, la misa en la Iglesia y bueno... digamos que lo mejor de aquella noche fue la maravillosa vista al anochecer; creo que no he visto tantas estrellas juntas en mi vida. Y a día de hoy, por esa misma noche, me arrepiento de haber acabado tan borracho... de felicidad. Entonces me alegré por ello.

Dentro de unos días tendré que afrontar demasiados recuerdos. Los últimos, eso sí, pero recuerdos al fin y al cabo. Ojalá tuviera la capacidad para evitarlo, incluso obviarlos, habilidad que parecen tener otras personas. Soy incapaz de olvidar tan fácilmente una mirada, una conversación, una cita... un beso negociado a plazo fijo e interés negociable según las crisis.

Lo más gracioso que justamente en estos días he tenido que conocer a una chica casi doce años menos que yo. Y besarla y sentir cosas parecidas a... otras cosas.

Soy feliz. No por lo que me pasa ahora, sino por lo que sé que me pasará en breve. El mes que viene tengo programados tres viajes; en realidad son dos, pues dependerá del Barça que me vaya a disfrutar del fútbol a Roma o, en su defecto y gran tristeza, relajarme en las playas de Ibiza, cuya barra libre espera el 29 de mayo. Y en junio, dos viajes más. Y en julio... ¡joder con Ryanair! Todavía no hay vuelos a 1 euro para esas fechas... habrá que esperar :-)

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