Pasado, presente, ¿futuro?

“Como tantas madrugadas encerrados en un coche,
en una calle sin luz, una calle sin nombre,
los dos frente a frente se miran despacio,
tras dedicarse al amor y su trabajo.
Secan su sudor, secan su sudor,
tal como han aprendido, no han olvidado.” (Ismael Serrano)



Él se levantó y tomó el desayuno como cada día. En la radio sonaba Jon Secada y sobre la mesa un artículo del periódico le llamó la atención: las leyes del éxito. Se identificó con él. Con las leyes de Entrega, Desapego y el Dharma.

Había sido un fin de semana intenso. Pero como rezaba el artículo, era pasado y por lo tanto no tenía evolución alguna. Vivía el presente, pues el futuro aún estaba por llegar y nadie sabe lo que puede deparar. Tampoco cabían más preguntas a un principio de incertidumbre que llegó con la cosecha del 2001, por más que quisiera encontrar respuestas.

Aprovechó el día lo mejor posible: eligió a la soledad antes que ésta le eligiera a él. En algún momento de su vida descubrió que no por hacer muchas cosas se sentía mejor que en esas noches de compañía y conversación, que esos pequeños momentos en soledad, meditación y reflexión.

A unos cuantos kilómetros una casa despertaba impoluta, con la ropa planchada en el armario y las ventanas abiertas de par en par. Ella tenía dibujada la sonrisa en su rostro, la mirada perdida en la oscuridad de la noche, la incredulidad al mirarse ante el espejo. Dobló el periódico mientras suspiraba: “Siempre las mismas noticias”.

Nada fue ni será para siempre, aún cuando de vez en cuando se rompan promesas, normas o tradiciones. Cada vez que suene Etta James, me acordaré de ti. Mientras tanto seguiré con Luís Eduardo Aute, mi fiel compañero de viaje.



¿Quién eres tú?

De qué espacio sideral desconocido,
de qué tiempo que ya fue o aún no ha sido,
de qué lluvia de planetas has caído
proclamando un "aquí estoy porque he venido"...
Que aunque no se trate de pedir permiso
por pisar el mismo vértigo que piso,
no se apunta a un corazón sin previo aviso
tan de pronto y disparando tan preciso...

Quién eres tú...
Quién eres tú,
Prodigio o vudú...
Quién eres tú
ensueño o tabú...
quién eres tú...

Cuando ya no queda más que ese momento
en que comienza a repetirse el argumento,
apareces de repente, con el cuento
de que no hay historias... sólo sentimientos
y me invades con palabras como besos
inundándome con pájaros, los sesos
Qué difícil intentar salir ilesos
de esta magia en la que nos hallamos presos...

Te aseguro que no quiero hacerme el fuerte,

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