Información de primera mano

Sé que después de mí hubo otros, y lo sé porque tengo información de primera mano.

Sé que intentaste volver, por necesidad o melancolía, a unos brazos que ya no te pertenecen. Por suerte o por desgracia para ambos, esos brazos te conocían mejor que yo, cuando tanto trabajo me costó a mí rechazarte.

Sé que después de mí conociste y te enamoraste fugazmente de un mirlo blanco que te salió rana; dichoso presente que no libera el pasado de tu cama ni el futuro de tu mente.

Y lo sé porque un día, en el Templo de Debod conocí a dos tipos solitarios, y tras varias cervezas hablamos de ti sin saberlo. Los tres, derrotados, compartimos esa clase de intimidades que sólo se explican a personas desconocidas. Fue curioso como después de varios detalles los tres nos observamos; el más rápido disparó tu nombre y los otros dos asentaron con la cabeza y, con una extraña sonrisa de incredulidad, lejos de profundizar en detalles decidimos pedir otra ronda.

Y mientras las parejas que había a nuestro alrededor se besaban y deseaban amor para toda la vida -pobres ilusos-, nosotros levantamos nuestras copas para brindar, entre risas y lágrimas, mientras contemplamos como lo único realmente eterno y hermoso desaparecía ante nuestros ojos, otra vez, como cada tarde.

0 Comments:

Post a Comment



Entrada más reciente Entrada antigua Inicio

Blogger Template by Blogcrowds