En sentido contrario

Lo siento querida, pero no dispongo de toda la eternidad como tú: mis canas aumentan, tu alma se aleja y mi paciencia disminuye cada vez que suspiras un por qué.

Lo siento, pero sobran explicaciones y me faltan las disculpas. Trato de averiguar en qué acera cocina cada uno su receta de comida rápida, y es que cuando el hambre aprieta parece que sobran tetas y faltan los cojones para afrontar la realidad.

La mar siempre fue una excusa cobarde; si las olas nunca se quedaron, por qué ibas a quedarte tú ahora. ¿Por qué, simplemente, preguntarse la existencia de un por qué de las cosas?

Cruzar las calles se ha convertido en una competición de fondo en la que ya nadie respeta los semáforos. Yo, a la mía, seguiré adelantando en carreteras sin señalización ni iluminación adecuada, mientras no conduzca, y tus labios sigan parpadeándome en sentido contrario. Es más que probable que ambos busquemos el mismo accidente.

0 Comments:

Post a Comment



Entrada más reciente Entrada antigua Inicio

Blogger Template by Blogcrowds