El precio del poder

Muchas veces me he preguntado qué cambia realmente a una persona: el dinero o el poder. En Barcelona, y supongo que también ocurre en otras ciudades, hay hombres y mujeres con dinero que alquilan habitaciones libres de su casa a cambio de lo que carecen: dinero, sexo, conversación, compañía al fin y al cabo, o simplemente tener la sensación de poder sobre alguien, casi siempre debido a sus múltiples frustraciones personales.

Acerca del poder, recuerdo al gran Pepe Rubianes, que en paz descanse, cuando decía aquello de que cuando a un ignorante le daban poder enseguida aparecía el fascista; recuerdo además, con su sarcasmo habitual, que casi siempre ponía a Bush de ejemplo. Supongo que por eso hay tantas personas que un día tuvieron mucho poder, y lo perdieron tan rápido como lo consiguieron; Julián Muñoz, que si no estoy equivocado era camarero años atrás, puede ser un buen ejemplo de ello.

Pero en esta ocasión quiero hablar de un tipo de persona que cada vez es más común en nuestra sociedad: el canalla. Hay personas que son capaces de hacer el bien, a veces incluso por pura casualidad, y vivir de ello todo lo que pueden. Es el caso de Jesús Neira, aquél héroe que conmovió a una sociedad sensibilizada con el maltrato de género al ayudar, según dijeron, a una chica cuya pareja estaba agrediendo. Él se llevo la peor parte, estuvo más muerto que vivo durante mucho tiempo y cuando ‘resucitó’, tuvo como premio un cargo público en el gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid, oportunista como pocas en todo aquello que pueda dar votos.

Pues ahora resulta que el héroe de Jesús le ha salido rana. Tampoco, al menos para mí, ha sido una novedad, pues sus primeras intervenciones públicas en la televisión ya hacían presagiar que a este tipo le hacía falta un poco de humildad, y hasta cierta educación en sus ataques al Gobierno de Zapatero. Pero siempre escuché aquello de que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y a Jesús Neira el tiempo le ha puesto donde le tenía que poner, porque él no ha dimitido ni por casualidad.

El problema más grave, qué duda cabe, es que lo han pillado circulando en estado de embriaguez, triplicando la tasa de alcoholemia permitida. Por ello sólo le han condenado a 10 meses sin carné y una multa de 1.800 euros. Pero lejos de reconocer su error, como hizo en su día por el mismo motivo Nacho Uriarte, el que fuera presidente de las Nuevas Generaciones del PP, o el mismísimo Mariano Rajoy hace sólo un mes, cuando grabó un mensaje con una videocámara en la que se podía observar al azote del Gobierno sin usar el cinturón de seguridad obligatorio, Jesús Neira no ha reconocido su error. Además, para añadir más irresponsabilidad de la que ya ha demostrado, asegura que sólo tomó media copa de vino y un chupito, y que el resultado de la alcoholemia es fruto de la mezcla que hizo con los medicamentos que toma de forma habitual.

Reconozco que se me hace difícil entender como una persona que trata de expresarse tan bien delante de una cámara sea tan poco inteligente para saber que no puede tomar ni una gota de alcohol si está medicándose. Si, además, tiene un cargo público y debe ser el primero en dar ejemplo. Y, para colmo, si le gusta tanto criticar a quién se le ponga delante, no sea capaz de actuar de forma más responsable y cuando le pillan, no tenga la decencia de reconocer su error.

http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/59549

0 Comments:

Post a Comment



Entrada más reciente Entrada antigua Inicio

Blogger Template by Blogcrowds