¡Ha llegado el Apocalipsis!

No soy creyente, para qué mentir. Cuando me hablan de Dios trato de cambiar de conversación, o en su defecto de amistades. Pero si creo en algo es en las señales, las cosas que ocurren cuando no las esperas, tanto las buenas como las malas. Y hoy, en un tren con dirección hacía Castelldefels, observé que ha llegado el Apocalipsis.

Estaba sentado tranquilamente, escuchando música, cuando de repente escuché un grito terrorífico justo detrás de mí. Cuando me giré no observé nada extraño, así que creí que debió ser producto de mi imaginación, tal vez por el estrés de los últimos días, hasta que volví a escucharlo con mayor estrépito si cabe. En esta ocasión si llegué a girarme a tiempo para conocer la causa, y resultó ser ¡un niño pequeño!

Soy consciente que un niño de esa edad no tiene conocimiento, grita porque tiene que gritar y ya está. Incluso podría aceptar el hecho de padecer las incomodidades que proporciona la satisfacción de ser padre, para el que ha elegido serlo y siente además la imperiosa necesidad de compartir su experiencia con los desconocidos que le rodean.

Debo advertir que aquello no era un simple grito, sino el anuncio del Apocalipsis en arameo, creo que con versos rimados y todo. Yo no podía decir nada, qué iba a decir después de media hora de discurso sobre cómo y cuándo llegará (aunque creo que dijo que comenzará en Barcelona), que por cierto nadie entendió, y si algo me molesta más que el ruido es quedarme con la duda de algo.

El pobre anticristo estaba acompañado de tres mujeres: todas ellas de diferente generación. Curiosamente la más mayor de las tres fue la que inició el proceso, y soltó toda su furia por la boca, llena de improperios e insultos (¡hasta llamó al vigilante de seguridad del tren!) cuando una pobre chica, cansada del escándalo pensó que si pedía por favor que tratasen de no alterar al niño, dándole un chupete en lugar de animarle a jugar en un lugar público, acertaría a descansar en la media hora que tenía de viaje hasta llegar a su destino. Los que acompañamos a esa chica, después del espectáculo, pensábamos lo mismo que ella se atrevió a decir en voz alta, intercambiamos miradas de complicidad y aguantamos el tipo de la mejor manera posible. Incluso observé, cuando se bajó una parada antes que yo, cómo al pasar por delante de esa mujer tuvo que soportar su mirada desafiante, así como la del propio vigilante de seguridad, que por alguna razón que desconozco quedó aparcado justo a mi lado, como si estuviera custodiando algo valioso. Durante ese rato sentí lo incómodo que debe ser para esa gente importante que lleva seguridad todo el día.

Al llegar esta noche a casa y leer los periódicos, lo entendí todo. Hace algo más de una semana, una serpiente se coló en un piso de Barcelona; pocos días después un lagarto enorme fue capturado en el jardín de una casa a pocos kilómetros. Comento esto porque hace dos noches una familia de jabalíes se paseó por las calles de un céntrico barrio barcelonés, no muy lejos de donde apenas hace menos de un mes fueron vistos unos cerdos salvajes en el parque de la Guineueta.

A veces me pregunto por qué leo los periódicos, o por qué viajo en tren. A veces, también, me pregunto cómo la raza humana ha sido capaz, hemos sido capaces, de cambiar tanto en tan poco tiempo.

Ahora que observo en las librerías que anuncian en forma de libro el fin del mundo para el 2013, y otros, más previsores en cuanto a las ventas, para el 2020. Desde aquí voy a dar la exclusiva: ¡El Apocalipsis ya está aquí!

Los animales se están instalando, poco a poco, en Barcelona, y nos acechan con la misma paciencia que Noé construyó su barca y llevó a cabo su proyecto. Los científicos ya alertan de la próxima llegada del ‘Aedes aegypti’, el mosquito egipcio que convertirá las picaduras del actual mosquito tigre, en un futuro próximo, en simples caricias que entonces echaremos de menos.

Por suerte aún sigue haciendo calor; mucho calor. Eso sí, en cuanto caigan cuatro gotas que todo el mundo coja un rosario y busque su propia barca, porque lo siguiente será el diluvio universal, el juicio final, y el descanso eterno… ¿o no?

0 Comments:

Post a Comment



Entrada más reciente Entrada antigua Inicio

Blogger Template by Blogcrowds