“La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora”. (José Ortega y Gasset).
Me he dado cuenta que la felicidad no son las trufas, Sandeman o el licor de canela; la felicidad es el detalle de acordarse de alguien; una perfecta ecuación matemática en la que la voluntad de uno suma la felicidad de dos.
Resulta que la felicidad era esto. Esa copa de más que abre ventanas y da rienda suelta a la imaginación. La inmediatez de lo efímero, la sensatez ante lo eterno, la rueda del coche protestando sobre las aceras.
Mirar las fotografías –aún- con esa incredulidad, el brillo en la mirada, los suspiros de la mejor de las tardes primero, noche después, y mañanas por llegar. Y a todo esto, Barcelona a nuestros pies… observándonos, disfrutando de la velada.
“Se cayeron mis alas y yo no me rendí, así que ven aquí… brindemos que hoy es siempre todavía, que nunca me gustaron las despedidas”…
2 Comments:
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un besin
un abrazo.