Últimamente

Dice Sabina en una canción que “nunca le hago ascos a la última copa, ni al próximo bar”. Algo así me sucede a mí también, aunque sea un martes por la noche. Si la compañía es buena, que lo era y mucho, la noche no debería acabarse nunca. Lástima que no todas las noches terminan como uno quisiera, ni tampoco en camas ajenas.

Últimamente ando algo perdido, me han vencido viejos fantasmas, nuevas rutinas. Eso dijo Ismael Serrano hace bastantes años en una de sus canciones, cuando comencé a escucharlo. Entonces y aún hoy, me sigue llegando hondo la canción, pues me veo reflejado en ella, salvo en lo de llegar tarde. Otro día tocaré ese tema, con más calma, porque vaya tela.

Hoy recibí un e-mail de Tanit, con varios párrafos como a mí me gustan, en el que me recordaba lo maravilloso que es fluir, e incluía la palabra GRACIAS hasta en cuatro ocasiones. Su última frase me la reservo para mí, porque hoy necesitaba escuchar algo bonito y me ha devuelto con creces la rosa que le regalé ayer, de forma improvisada.

No he empezado bien la semana, no. Y ya van dos seguidas. Al menos, poco a poco, y quizás cuando la luna se vaya encogiendo, se vaya engrandeciendo todo lo positivo que me rodea, que no he dejado de ver, pero que a veces me cuesta trabajo.

Para empezar, en pocos días empezaré a escribir una columna deportiva en un diario digital, algo que me motiva e ilusiona. Ya os contaré. Por otra parte, he decidido deshacerme de todo lo negativo que me rodea, de la gente que me pone de mal humor. Si la vida son dos días y se trata de ser feliz, no vale la pena perder el tiempo con tonterías.

Es en estos momentos cuando uno sabe quién está a tu lado. Así que valoro, y mucho, los ‘petonetis’ de Ana, que me envía por mail o a través del teléfono, o ese ángel que conocí hace poquito, y que en los últimos días me ha demostrado que no estaba equivocado, incluso cuando me equivoqué; ahora sé que con ella, por muy oscuras que sean algunas noches, volverá a amanecer. Seguro.

Y por supuesto, a toda la buena gente que, también últimamente, he conocido y con la que estoy compartiendo tan buenos ratos.

Aunque estar jodido tampoco es malo. Es mejor estar jodiendo, que diría Cela, pero la última semana me ha servido como una enorme fuente de inspiración a la hora de escribir poemas. Así pues, al final todo resulta ser positivo, si uno se pone a reflexionar un poco.

Os dejo otra canción, ésta de Sabina, que me gusta mucho en estos momentos de oscuridad.

Lázaro

Lázaro, levántate y anda,
ponte el apellido,
vuelve del olvido,
engánchate a la oferta y la demanda
Eh, flaco,
esto es un atraco,
págale a la vida
más de lo que pida,
eh, viejo,
jugáte el pellejo.
Aquí te esperan
las ojeras
del mar,
el recibo del gas,
la gorda de la esquina,
y el Clarín y el Prozac
y crecer y subir y bajar
y el otoño, el café, la rutina
y Tom Waits y Edith Piaf…
Y volver a volver a empezar
a volver a empezar, a volver a empezar.
Eh, loco,
contrólate un poco,
mira que las musas
no aceptan excusas,
Eh, pibe
despiértate y vive.
Eh, socio,
que esto es un negocio,
échame una mano,
siéntate al piano,
Eh, Fito,
que te necesito.
Aquí te esperan
las tijeras
del sol
el asfalto, el smog
y el perfume más caro
y el jazmín y el caviar y el reloj
y el granizo, la ley, los disparos
y el azul y el carbón.
Y el amor después del amor
después del amor, después del amor
Eh, Lázaro, levántate y anda.

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